Dentro del movimiento feminista se han elaborado una serie de frases a fin de combatir el acoso sexual en los espacios públicos. Hay dos que particularmente nos llaman la atención:  

-Yo me visto para mi

-No quiero tu piropo, quiero tu respeto

Pasemos a analizar el primero de los mencionados

Se trata de una frase ingenua además de irreal puesto que da a entender que el único motivo que tendría la mujer promedio para elegir su vestimenta sería el de su auto aprobación, lo cual pasa por alto el componente social, léase las relaciones con los demás en diversos contextos, más aun en sociedades caracterizadas por el prejuicio y la discriminación. Si realmente una mujer se vistiera únicamente para sí, entonces no tendría razón de ser la multimillonaria industria de la moda la cual es seguida con avidez por millones de ellas pertenecientes a las realidades más disimiles.

A la par de ello, tengamos en consideración que al interactuar socialmente no solo analizamos nuestra vestimenta, sino también otro aspecto muy importante: el físico. Así, nuestra imagen implica como vestimos pero principalmente como somos físicamente; si bajos, altos, delgados, obesos, afros, mestizos, caucásicos, etc., y en cómo nos percibimos y somos percibidos por los otros.

Utilizar la infortunada frase “Yo me visto para mi” solo hace referencia al fuero interno, a la autovaloración y deja de lado el fuero externo, la valoración que hacen los demás de la persona, más aun situándonos en sociedades altamente competitivas; sino tengamos presente el ideal occidental de belleza el cual muchas mujeres hacen hasta lo imposible por aprehender. Así además de la industria de la moda, en las últimas décadas el negocio de las cirugías plásticas se ha vuelto enormemente rentable pues se desea tener el físico “perfecto”, para ser más y mejor apreciadas y valoradas. Esto va de la mano con la discriminación a la cual ya hemos hecho referencia y que en Latinoamérica se manifiesta principalmente en la racial donde el ideal fenotípico, debido a una serie de causas histórico-sociales, viene a ser el caucásico (1)

La vestimenta también comunica, da a entender quiénes somos y que queremos transmitir en una infinidad de situaciones. Como ejemplo, aunque bastante patético, mencionemos la conversación que escuchamos en una cafetería hace unos días donde un grupo de mujeres, abogadas en su mayoría, aconsejaban a otra a que en la cita que iba a tener con un hombre tenía que lucir sexy y provocativa. Para ello debía usar un vestido escotado que “haga resaltar tu pechuga” y como se trataba de una mujer afro una de sus compañeras, bastante preocupada, le dijo: “debes usar bastante base para lucir más clarita”. La aconsejada asentía en todo momento y al despedirse agradeció las “sugerencias”.

Por tanto, el enunciado “Yo me visto para mi” como forma de combatir el mal llamado acoso sexual callejero (2) es simplista y reduccionista y se torna fácilmente rebatible por lo cual debería cambiarse por otra proclama más efectiva, sincera y realista tanto para propios como para extraños

¿Qué tal el simple y concreto: “Alto al acoso sexual contra la mujer"?

(1) Pensemos aquí en la industria del maquillaje y en particular en las "revolucionarias" cremas aclaradoras de piel.

(2) Mal llamado acoso callejero pues el acoso contra la mujer se da en diversos espacios públicos