Creo que me lo vendieron a dos soles. Gustosamente hubiera pagado 20.

En “Feliz cumpleaños a mí”, Eduardo Yaguas nos muestra la crisis existencial que padece Luis al llegar a las tres décadas de vida. En sí, vienen a ser las preguntas que nos hacemos todos en diversas etapas, pero quizá los 30 sea la edad paradigmática pues estamos prácticamente a mitad de nuestro recorrido y las reflexiones suelen tornarse más desgarradoras

¿Seguí una profesión o una vocación? ¿Gano lo suficiente como para tener una vida digna? ¿Forme una autentica familia? ¿Soy lo que quise ser? ¿Me gusta mi vida?

El protagonista reflexiona sobre su existir “Muchos tienen una vida consolidada, una profesión, una casa, una esposa” y deja constancia que empieza un camino descendente en lo físico y anímico

Dentro de sus cavilaciones, extrapola su sentir en la imagen del señor que aprende idiomas afirmando que es un rio que se seca y que su esfuerzo por aprender no tendría sentido, lo cual aumenta su sospecha sobre el paso del tiempo y hace que no quiera perder el tiempo en aprender.

Finalmente se regala un bonsái pues vive más que una mascota y quizá podría reencarnar en el

Es interesante el tema de la reencarnación; .según determinados postulados vamos reencarnando conforme a nuestros actos, siendo que si somos humanos, no podríamos reencarnar en seres “inferiores” como plantas o animales, sin embargo Luis ve la posibilidad de hacerlo en el bonsái más que como una forma de prolongar la vida, como forma de escapar a una que no lo satisface, a una frustrante y sin sentido, como la de millones de personas a través de la historia.

“Una de x files” es una historia simple y graciosa donde una pareja de enamorados, luego de ver una maratón de la conocida serie de ciencia ficción, se asusta y decide ir al supermercado para relajarse, topándose con clientes desesperados por llevarse todos los productos de la tienda, lo cual los hizo creer que se había desatado una epidemia tal cual ocurrió en uno de los capítulos de la serie noventera, para finalmente descubrir que debido al inminente cierre del establecimiento todo estaba en remate.

Quizá sea por el contexto en el cual analizamos la historieta, que nos llama la atención la relación de pareja donde la “Chica X” a pesar de no ser fan de Mulder y Scully acompaña a su enamorado en el disfrute de la maratón. Era sábado, tenían una habitación para los dos pero deciden ver juntos un programa de televisión, más aun luego de la confusión en el supermercado, deciden comer y seguir con la maratón visual.

¿Relación consolidada? ¿Amor cómplice? Cual fuere el caso nos hace añorar un tiempo distinto en el cual la interlocutora sentimental pareciera ser tu perfecto complemento, donde disfrutabas tanto de conversar desmedidamente, como de los silencios prolongados que jamás podrían ser incomodos, puesto que lo bello era su casi mágica presencia

En “Condorito”, Galliquio nos muestra la devastación emocional sufrida por Cone al enterarse que el personaje chileno era su padre, quien le ocultó la auténtica relación filial puesto que Yayita prefiere a los pájaros solteros y sin hijos

Un hijo puede ser un catalizador como un limitante dependiendo de quién eres, de que quieres, de que pienses, de que planes tengas, de con que sueñes. ¿Ocultar un hijo por el amor de una mujer? Es más común de lo que se cree ¿Deplorable proceder? Claro que si, en principio no tendría perdón, pero eres humano por tanto falible, imperfecto y, en este caso, un emplumado miserable.

Ante la inminente huida de Cone, Condorito le vuela la cabeza con una carabina para inmediatamente pensar en limpiar la escena del crimen. Luego la reflexión: “Te atreviste a insultar a Yayita, es verdad que ella trabaja como prostituta pero aun así la amo” y la recurrencia a las anfetaminas.

Finalmente el cuestionamiento al clásico final de las historias del llamado “Pajarraco” quien se deja vencer por sí mismo y por los “infelices lectores”

Un plumífero enfermo mentalmente en una historia no apta para sensibles.

En su otra historieta, “Resina”, Galliquio nos muestra el agradecimiento de una mujer hacia un hombre poco atractivo físicamente, mientras que en “Un día sin gatos”, Yaguas nos muestra a una egocéntrica chica que dirige una ONG que se dedica la protección de gatos.

El autor estereotipa en demasía a la protagonista en la primera viñeta: “Había pasado una semana que no venía a visitar a mis gatitos. Los parciales en mi universidad pituca, además de mi novio, me lo impidieron”

Preocupada porque los felinos no aparecían, decide buscarlos mientras reflexiona sobre su importancia dentro y fuera de la asociación. En el final de la historia, encuentra a un gato con una apreciable mutilación a quien decide aniquilar más que por el dolor de su supuesto protegido, por su propia reputación en un mundo tan lleno como incompleto, despendiendo del cristal con el que lo padezcas.

Reitero, gustosamente hubiera pagado 20 soles o incluso más.

Ahora solo queda ubicarlo entre los textos favoritos de la biblioteca.