#ElPerúQueQueremos

Sonrie

Publicado: 2016-12-25

No, no maduraste, simplemente te amoldaste 

Aceptaste que tus sueños e ideales de juventud serán imposibles de realizar

Así, en el tránsito a tu supuesto éxito profesional los pateaste, pisoteaste y sepultaste bajo la eficiencia

Bajo el compromiso

Bajo el trabajo digno; prestación impersonal en la cual subordinas tus ímpetus, tu coraje, tu misfitniana actitud

Terminaste por descubrir que el único beneficio resultó ser el pecuniario y a través de la compulsiva contratación de bienes y servicios mantienes la remota esperanza de atrapar la permanente sonrisa que portaban aquellos extraterrenales personajes

No, no maduraste, simplemente te resignaste

A una relación de supuesto amor, calco de todas las uniones interpartes con contenido sexual que han existido, que existen y existirán.

Te sometiste a los halagos innecesarios

A las frases previsibles

A los silencios infinitos

A los gélidos tocamientos

A mentirle a los demás y a ti mismo que aun te extravías en sus ojos

Que te maravilla amanecer a su lado

Que la sigues amando igual que el primer día.

La terca objetividad es que ahora los fanales se apagaron y percibes en ellos la misma extenuación que encuentras en los tuyos

Que millones de veces hubieras preferido no despertar, o mejor aún, que ella no lo hiciera para así no compartir otro día redundante

Que el amor caducó mucho más rápido de lo que creías, para transformarse en una mediocre composición de frívola amistad, elegiaco sexo e insoportable diversión

No, no maduraste, simplemente te normalizaste

A la vida en hogar

A la sensatez y responsabilidad

A ser el rey de un castillo donde realmente eres un esclavizado, quizá un bufón

Proveedor de efectivo que a pesar de tus desmedidos afanes, parece nunca alcanzar

De consejos que no aplicas

De valores que no funcionan

Sobredimensionando tu papel en la formación de quienes solo son tuyos emocionalmente un brevísimo lapso, quienes aprehenderán el deber ser para transformarse en una versión atrofiada de ti mismo

No, no maduraste, simplemente te acomodaste

A la sociedad que cuestionabas

A sus usos, maneras y disfuerzos

Al sistema de gobierno donde terminan por decidir los idiotas

Al sistema económico donde eres poco menos que una cifra

Al Leviatan donde se valora más el entretenimiento sin contenido que el conocimiento constructivo

No, no maduraste 

En realidad estas en continua putrefacción

Deambulando por el camino que millones ya transitaron

Sendero adornado por lo predecible

Lo frecuente

Lo irrebatible

Lo dulcemente mortal


Escrito por


Publicado en

Pavel Munoz Ayona

Tan pretencioso como tú.