#ElPerúQueQueremos

30-8-1953

Por los 103 de LOLO

Publicado: 2016-05-23

No se realmente que pasará, que seguirá, como será la vida ahora, mi vida, tu vida. Te veo correr seguido de varias personas, gente que como yo no quiere que te vayas, que anhela que sigas ofreciéndonos tu lucha, tu solidaridad, tu lealtad. 

Tu lucha, como aquella vez que en el 36 no te rendiste ante la adversidad, con los goles hechos ante Finlandia en esa espectacular remontada y el partido contra Austria, enfrentándote no solo a un equipo, sino a un sistema político impregnado de racismo y discriminación, encuentro ganado justamente pero que ante las maniobras de los infames, se ordenó volver a jugar. Me cuentan que aquella vez lloraste, obviamente no por esa arbitrariedad, sino porque el gobierno peruano los obligó a regresar a Lima, pues sabias muy bien que volverían ganar. En ese episodio, en el mal llamado “viejo continente”, la selección demostró que los peruanos podemos más. Tú demostraste que lo podemos todo.

Tu solidaridad, pues a pesar del amor desmedido que tienes por Universitario, aceptaste jugar por otros equipos para apoyarlos en distintos contextos, tal como lo hiciste con el Sport Boys o con el rival de siempre, en su gira por Chile, elenco denominado “El Rodillo Negro”, donde te diferenciabas no solo por tu tez un poco mas clara, sino por tu potencia, tu forma de encarar los partidos, tu hambre de gol y por las medias cremas que llegaste a usar, señal de tu perpetua predilección por nuestros colores. En aquella oportunidad demostraste que el amor no conoce de prendas, de territorios ni rivalidades.

Tu lealtad, pues a pesar que tuviste ofertas de muchos conjuntos nunca te fuiste, colmándonos de un enorme sentimentalismo la identificación impoluta hacia los colores cremas con el rechazo a la propuesta de Colo Colo, luego de aquel partido en que lo reforzaste ante Independiente de Avellaneda. No se cuanta gente haya sido capaz de rechazar un cheque en blanco, quizá si uno es millonario, pues ayer como hoy, la plata no llega sola, hay que trabajar por ella y en muchas ocasiones dejar el lugar de origen para obtenerla. La negativa a la proposición del presidente colocolino minutos antes de tomar el avión de retorno, demuestra que un simple enunciado puede significar la máxima expresión de nobleza “Tengo un amor en Perú y se llama Universitario de Deportes”. Porque si bien te fuiste de Hualcara, llegaste al mejor lugar al que se puede llegar y del que ninguno de nosotros quisiera irse jamás.

Quiero agradecerte no solo por hacer mi vida feliz, sino también por brindarme consuelo y entereza cuando mas lo necesitaba, como en aquella víspera de navidad de 1944, la navidad más triste de mi vida pues fue la primera que pase sin Carlitos, mi hijo. Aquel 24 de diciembre acudí sin compañía al estadio, tampoco tenia alternativa, pues el ya no estaba para desear la media decena de goles que siempre anhelaba como marcador ideal, media decena que tu marcaste ese día al Racing, media decena que mi angelito hubiera cumplido exactamente un mes después de aquella víspera de navidad, día en el cual lloré de alegría y de tristeza, tal cual lo hago hoy, casi diez años después, acompañado ahora de niños, mujeres, simpatizantes de nuestro equipo y simpatizantes del equipo vencido, personas que reconocen en ti la grandeza, que son conscientes del adiós.

Tal como señale al inicio, no se que seguirá, como será la vida ahora, mi vida, tu vida. Únicamente te puedo asegurar que no habrá ídolo mas grande que tu pues coadyuvaste a consolidar la imagen de Universitario como un equipo que no se da por vencido ante la adversidad, que posee una especie de fuerza, una garra, la garra crema que te motiva a jamás claudicar, tal como lo hiciste hoy frente a quienes ya no creían en ti.

Y proyectándome muchos años en el futuro, treinta, cuarenta, cien, al preguntar por tu persona no solo a un admirador de Universitario, sino a cualquier persona que valore el compromiso, la lealtad y la virtud, me responderá:

Fue único, porque para jugar por Universitario hubiera aceptado hasta una miseria, algo así como dos soles cincuenta, pues lo hacia feliz porque sentía cariño, amor a esa camiseta.


Escrito por


Publicado en

Pavel Munoz Ayona

Tan pretencioso como tú.