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Músicos idiotas

Publicado: 2015-12-12


Para quienes hemos asistido a conciertos de rock peruano desde la adolescencia a la actualidad, conocemos de primera mano la enorme burbuja en la que viven muchas bandas mal llamadas punks o hardcore. Si bien podríamos nombrar a muchas de ellas, hay una en especial que representa la ausencia de actitud, la ignorancia y la apoliticidad de forma notoria: Contracorriente

El nombre del grupo, aunque suene a perogrullada decirlo, nos indica que se posicionan contra lo establecido, lo común, contra el accionar y/o el pensamiento fácil, superficial y vanal, sin embargo esto se ve prontamente rebatido al revisar las letras de canciones con las cuales se sentiría fácilmente identificado un rebelde sin causa en su etapa adolescente.

“Vamos a tomar, vamos a juerguear, tomo a montones, me gusta el whisky, dame cerveza o más tequila, traigan ron, más alcohol, yo quiero irme a tomar (…)” del tema “Alcohólico”

"(…) Dicen que integre este mundo pero yo no lo comprendo, prefiero estar en mi hogar viendo tele pues así me evito problemas, yo soy feliz a mi manera pues déjame vivir tranquilo, soy un antisocial no me cuadra este mundo (…)" de “Antisocial”

“Son días cualquiera no sabes qué hora es, fumando a mi lado sin saber por qué, las calles mojadas te han visto crecer y yo con tu cuerpo estoy jugando otra vez, mi instrumento está listo ya y hacia arriba te va a mirar, solo debo comprobar que tu parte este lista ya, demasiado tarde para entender las ganas que tengo de una mujer” de “Instinto animal”

Esta patética temática musical se vio complementada con una entrevista realizada a algunos miembros del grupo, a propósito de un concierto que organizaban: Contrafest. En aquella, se pronunciaron sobre la salida de Aeropajitas de su evento -pues supuestamente era auspiciado por la juventud aprista- y lanzarían una serie de expresiones que demostrarían cuan atrevida puede ser la ignorancia al señalar uno de los integrantes que: “La política no existe, no nos importa, somos músicos y hacemos música, odiamos la política, la misma cosa son todos”

Luego, ante la pregunta del entrevistador si el local donde se iba a desarrollar el concierto era o no del APRA, el muchacho de cabello largo agregó: “El local es al costado de la casa del pueblo, pero ¿no tiene nada que ver el evento con el APRA no? Que el APRA se este poniendo las pilas ¿bacán no? Y si otros partidos políticos lo hacen ¿excelente no? Y si todo el mundo se pone de acuerdo y revientan el local de mas gente ¿mostro no?, no nos importa, nosotros no pensamos en política (…) nosotros tocamos, tu nos dices para tocar y yo voy (…) Sinceramente nuestra libertad dice que a nosotros no nos interesa la política, nosotros vamos a tocar y punto”

Lo que el poco leído muchacho no puede percibir es que todos sus actos, desde que amanece hasta que anochece, desde que nació, hasta el día de su muerte, son actos políticos. La posibilidad de expresar y comunicar libremente sus mercenarias e ignorantes ideas (derecho a la libertad de opinión, expresión), de organizar su concierto y contratar con sus auspiciadores (derecho de libre contratación), de elegir dedicarse a interpretar música intrascendente (libertad de trabajo) e incluso la posibilidad de desentenderse de la política son producto de procesos político-sociales.

Este muchacho tiene como noción de política la mas elemental y simplista, léase la de apoyar y/o militar en un partido político; noción que al ser aplicada a la realidad peruana es tan pobre que para ellos-pues el chico habla a nombre de la banda-“todos los políticos son iguales”

El precio de su desdén por la realidad nacional deviene en que estén prestos a alquilarse al mejor postor (1) y que poco les importe que la juventud aprista coloque su símbolo en el afiche del concierto, representación de un partido que destruyó al país en los ochenta (violaciones a los derechos humanos, hiperinflación, grupos paramilitares, narcotráfico) y que continúo con su legado de desprecio por la vida en su segundo gobierno (caso paradigmático es lo ocurrido en Bagua); acá lo importante es “que la juventud aprista se puso las pilas y que lo hagan otros partidos para reventar el local”

Contracorriente es uno de los tantos ejemplos de bandas apolíticas que inundan la escena rockera, banda inofensiva (2) y corta de entendimiento, cuyo nombre toma real sentido cuando constatamos que sus acciones van contra el cuestionamiento, las agallas y contra el mas elemental sentido común.


1. Tal como lo hicieron al presentarse en el concierto de cierre de campaña del cuestionado Burgos en San Juan de Lurigancho avalando su candidatura y a Solidaridad Nacional

2. Inofensiva en su conjunto aunque cabe señalar que uno de sus integrantes, Juan Manuel Dias comulga con el movimiento racista del “White Power”


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Pavel Munoz Ayona

Tan pretencioso como tú.